- El Reino Unido tiene fama de ser un Estado vigilado, y con razón: Londres tiene una cámara de videovigilancia por cada 14 habitantes.
- El uso de la vigilancia por parte del Estado británico no es nada nuevo. Como poder colonial, el Imperio Británico recurrió en gran medida a la vigilancia estatal durante muchos siglos para someter a los pueblos ocupados a su control y pacificarlos. Hoy, la vigilancia se utiliza en forma racializada y clasista, para controlar determinados sectores poblacionales en el Reino Unido.
- La policía está utilizando la legislación antiterrorista para llevar a cabo un «registro digital» de los organizadores políticos en las fronteras del Reino Unido. La policía también utiliza tecnología de extracción de datos y de extracción de la nube para investigar los dispositivos incautados. Estas tecnologías pueden recuperar datos de servicios de servidores de terceros. Los contratistas privados que trabajan para la policía británica también anuncian que pueden hackear servicios de mensajería segura como Telegram.
- No existe ninguna ley que restrinja el uso de la tecnología de reconocimiento facial (FRT) en el Reino Unido, por lo que las fuerzas policiales británicas y uno de los municipios londinenses han desplegado esta tecnología en el concurrido espacio público.
- La policía británica es consciente de que el reconocimiento facial en vivo es inexacto a la hora de identificar a las personas racializadas; sin embargo, esta tecnología peligrosamente defectuosa se sigue utilizando.
- Las fuerzas policiales del Reino Unido han aumentado masivamente el uso de la tecnología de los drones durante los confinamientos de Covid-19. Los drones se utilizan ahora de forma rutinaria para vigilar las protestas políticas.
- La policía británica ha utilizado IMSI catchers para interceptar los datos de los teléfonos móviles de los manifestantes en el Reino Unido. Al menos nueve fuerzas policiales británicas están equipadas con tecnología IMSI catcher.